No olvides los básicos

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No olvides los básicos

 

Era un sábado por la mañana, y como equipo de alabanza habíamos terminado nuestro tiempo de ensayo. Todas las canciones para el próximo domingo ya habían sido repasadas, y todos los detalles estaban en su lugar. Fue un ensayo tan eficiente que nos quedó tiempo para convivir un poco más como equipo. Nuestro líder nos invitó a sentarnos en un círculo, y empezamos a platicar sobre nuestro desempeño. La mayoría de nosotros dedicamos el tiempo a hablar sobre aspectos técnicos, mejoras en nuestro rendimiento y otros temas relacionados con la manera en la que tocamos.

Todos estábamos de acuerdo y emocionados por los planes y propuestas que iban surgiendo. Sin darnos cuenta, nuestra conversación se convirtió en una junta creativa. Todo iba bien hasta que, en un momento, una de las voces del equipo, una chica, nos pidió que le permitiéramos compartir algo. Todos quedamos atentos, esperando que hiciera alguna propuesta creativa, pero sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. Entonces nos dijo: "La realidad es que he estado luchando mucho estas últimas semanas. Si soy honesta, siento que no soy una persona tan espiritual. Mi relación con Dios no es de las mejores, y veo que todos ustedes parecen ser casi perfectos. Me siento muy mal y muy cargada al pertenecer a un equipo de personas que son santas, mientras yo sigo luchando por mantener una relación viva, eficaz e íntima con Dios". 

Todos nos quedamos pasmados porque su comentario era totalmente diferente a lo que habíamos estado hablando. El hecho de que haya externado esto mostraba el peso y la carga tan grande que tenía en su corazón, al punto de aprovechar cualquier oportunidad para abrirse y compartirlo con nosotros. Como equipo, tomamos el tiempo para hablar con ella, animarla y dejarle claro que tenía una impresión incorrecta de todos. Hablamos de cómo, sin excepción, todos estamos luchando y esforzándonos en la gracia para crecer en nuestra relación con Dios. De alguna manera, ese fue un momento muy especial e íntimo para nosotros como equipo. Pudimos llorar juntos, orar y animarnos mutuamente en la fe. 

Han pasado años desde este suceso, pero siempre ha estado presente en mi corazón. Muchas veces, como equipos, tendemos a avanzar hacia lo profesional, siempre aspirando a un nivel de excelencia cada vez mayor, lo cual no tiene nada de malo, pero sin darnons cuenta muchas veces damos por hecho lo básico. ¿A qué me refiero con lo básico? Damos por hecho que las personas están bien. Asumimos que están disfrutando de una relación espectacular con Dios, o pensamos que no están batallando o frustradas con algún problema porque, si así fuera, ya nos lo habrían dicho antes. Pero esta experiencia me recuerda que nunca, ni como líderes ni como equipo, debemos dar por hecho lo básico. Debemos estar constantemente abiertos y revisar cómo estamos como equipo. Creo que sería una excelente oportunidad si, como equipo, tomáramos el tiempo de vez en cuando para abrir nuestros corazones y no solo enfocarnos en nuestro desempeño musical o en nuestro talento, sino también en cómo estamos personalmente.

Una vez que esta chica abrió su corazón y nos compartió cómo se había sentido en las últimas semanas, resultó que no fue la única en expresar una frustración o lucha. A medida que hablábamos como equipo, varias personas comenzaron a compartir las frustraciones y preocupaciones que habían estado cargando en días anteriores. Fue un momento muy sorpresivo, porque mientras cantábamos y ensayábamos, todos sonreíamos y parecía que la estábamos pasando muy bien. Sin embargo, detrás de esas sonrisas había frustraciones, preocupaciones y dolor. Por supuesto que debemos ser personas que buscan tener una sonrisa en el rostro y debemos inspirar a nuestros equipos a tener una actitud de gozo y emoción delante de Dios. Pero nunca debemos asumir que una sonrisa garantiza que todo está bien.

Este es un tema muy básico, y justamente por eso el título de esta entrada es "No olvidemos los básicos". Cuidar de nuestro equipo es cuidar el corazón de las personas que lo componen. Aunque sea algo muy básico, todos corremos el riesgo de olvidarlo en algún momento. ¿Qué tal si como equipos tomamos el tiempo para repasar los básicos y asegurarnos de que cada persona está bien, tanto en su corazón como en su caminar con Dios? La experiencia que vivimos ese día fue sorprendente, pero estoy seguro de que si tomáramos el tiempo para hacer este ejercicio regularmente, probablemente no seríamos los únicos sorprendidos. Así que queremos invitarte a ti, amigo y colaborador en el ministerio, a no olvidar los básicos, a velar y cuidar el corazón de tu equipo, y a asegurarte de que todos estén caminando acompañados por un equipo que vela por su fe y su corazón. Es por esto que, como equipo, adoramos unidos y crecemos juntos.