Al pasar del tiempo, es normal que como líderes podamos darnos cuenta que hay ciertas áreas o situaciones que deberían cambiar en nuestro ministerio, o en nuestro entorno. Quizá puede ser que una estructura de trabajo funcionaba tiempo atrás pero ahora ya no lo hace, o puede ser que se está haciendo un esfuerzo dirigido hacia un área que en realidad ya no es necesaria, o quizá simplemente existe la necesidad de hacer ajustes en diferentes áreas para la optimizaciónY el funcionamiento mejorado de nuestros equipos.
Cuando tienes la oportunidad de hablar con líderes , vas a ver que de una manera muy presente en las conversaciones, va a aparecer de una manera acentuada la necesidad de cambiar cosas. Usualmente un líder está muy consciente de los cambios que necesitan llevarse a cabo, aunque no siempre tiene la respuesta de cómo llevarlos a cabo.
Por medio de esta entrada, aunque no pretendemos responder con una respuesta que sea la “ley del cambio”, si queremos traer a la mesa algunos consejos que pueden ser muy útiles al considerar hacer grandes cambios.
1.Haz un cambio a la vez
Alguna vez tuve la oportunidad de platicar con un pastor quien tenía muy presente los cambios que se necesitaban llevar a cabo en los diferentes ministerios de su iglesia. En la conversación, el pastor expresaba y también era muy notable el sentimiento agobiante que tenía de ver una inmensa montaña de cambios que estaban en la lista de espera. Este pastor se abrumaba y sentía que no sabía por dónde empezar.
Así que de pronto, otro amigo que estaba en esta conversación le sugirió: “empieza con un cambio pequeño. De las 20 cosas que tienes que cambiar elige una primero”.
En ese momento, todos logramos ver lo útil y funcional de este consejo, ya que rápidamente pudimos sentir el alivio de reducir una montaña de cambios pendientes, a una pequeña meta al alcance de la mano.
Mientras reflexionaba mi amigo pastor, se daba cuenta que él quería cambiar todo de una vez, a lo cual Después concluimos que aunque esta idea pareciera algo genial, realmente sería algo completamente contraproducente. Sólo imagina esto, de un domingo a otro todos los ministerios de la iglesia y llegan a su servicio, sólo para darse cuenta que todo cambió… ¿Puedes imaginar la confusión, y la inestabilidad que esto produciría?
Es por esto, que empezar por un cambio la vez, no sólo es útil, aún es algo sano para nuestros ministerios.
2.Haz cambios consistentemente
Una vez que te haya entrado a la tarea de comenzar con el primer cambio, debemos cuidarnos de la tentación de sentir La comunidad de haber logrado algo. Debemos lograr ser consistentes en continuar haciendo los cambios necesarios para que podamos pasar de un cambio pequeño, a un gran cambio.
3.Dale seguimiento
Una vez que se están llevando a cabo los ajustes y los cambios qué eran necesarios, es sumamente importante no sólo el comunicar la necesidad del cambio, y transmitir la manera práctica de cómo se va a llevar a cabo, debemos librarnos de la tentación de sólo comunicar y no dar seguimiento.
Para que un cambio sea sólido, debemos recordar que los nuevos ritmos necesitan un seguimiento el cual nos va a facilitar el asegurarnos de qué el cambio perdure, de no ser así la tendencia natural siempre va a ser regresar a hacer las cosas como se hacían antes ya que eso es lo normal y lo cómodo.
4. Fija un tiempo de evaluación
Otro de los elementos que debemos de tener presentes es que al realizar un cambio, existe la posibilidad de que este no sea el más adecuado. Es por esto que en el proceso de seguimiento, también debemos evaluar si el cambio que acabamos de llevar a cabo realmente es el adecuado. No hay nada peor que pedirle a un equipo que se esfuerce en algo qué es evidente que no está funcionando y exigir que se siga llevando a cabo de esa manera.
Es por eso que al plantear el cambio, debemos comunicar que habrá un proceso de evaluación y de reflexión para ver si este es el mejor.
5. Suma pequeños cambios
Por último, queremos recordarte qué los triunfos son el resultado de pequeñas victorias que sumadas dan como resultado un triunfo enorme. Esto es igual para nuestros cambios, para lograr un gran cambio en toda una organización, debemos recordar que antes de llegar ahí se han llevado a cabo pequeños cambios adecuados que al sumarse producen un gran cambio.