La Navidad: Una oportunidad para compartir esperanza
Hay algo en la Navidad que cambia todo a nuestro alrededor, ¿no? Las calles iluminadas, la música en cada rincón, el ambiente que se siente más cálido, como si todos bajaran un poco la guardia. Es una época donde muchos corazones están más abiertos, más sensibles. Y si prestamos atención, podemos darnos cuenta de que esta temporada es una oportunidad perfecta para compartir el mensaje del evangelio.
La Navidad nos recuerda el amor más grande: el de Dios enviando a su Hijo. Ese mensaje conecta con algo muy profundo en las personas. Tal vez porque todos estamos buscando un poco de esperanza, un poco de luz en medio de nuestra vida cotidiana. Y como líderes, como equipos, tenemos la bendición y la responsabilidad de aprovechar esta sensibilidad cultural para sembrar semillas de fe.
Pero, ¿cómo podemos hacerlo? No se trata de sermonear o forzar conversaciones, sino de ser intencionales, creativos y genuinos.
1. Usa lo que ya está sucediendo
Mira a tu alrededor. En Navidad, la mayoría de las personas ya están más dispuestas a hablar de amor, paz y gratitud. Aprovechemos eso para conectar el mensaje del evangelio con lo que ya está en sus corazones. Una simple conversación sobre el “por qué” de la Navidad puede abrir una puerta enorme.
2. Sé creativo en cómo lo compartes
Piensa en actividades o eventos que tu equipo pueda hacer: conciertos, cenas, obras de teatro o hasta pequeños videos en redes sociales. Usa los símbolos de la Navidad para hablar del amor de Dios. A veces, un gesto sencillo, como un regalo con un mensaje personal o una invitación a un evento especial, puede ser la manera en que alguien se acerque a Dios.
3. Vive lo que compartes
La mejor manera de compartir el evangelio en esta temporada (y en cualquier otra) es vivirlo. Que nuestra forma de amar, servir y conectar con las personas sea el reflejo de lo que predicamos. En Navidad, más que en cualquier otra época, la gente no solo escucha las palabras, sino que siente los actos.
4. No olvides el seguimiento
Compartir el evangelio no es solo una conversación o un evento. Es un proceso. Si alguien se interesa en saber más, si surge una conversación profunda o si alguien se abre a ti, no lo dejes ahí. Sé intencional en caminar con esa persona más allá de la Navidad.
En medio de las luces, los villancicos y las cenas, nunca perdamos de vista que esta temporada trata de Jesús. Y si Dios usó un pesebre para traer al Salvador al mundo, seguramente puede usar tu creatividad, tus palabras y tus actos para que otros lo conozcan también.
Así que este diciembre, no solo celebremos. Aprovechemos. Seamos intencionales. Y recordemos que, en medio de esta sensibilidad cultural, cada pequeña acción puede ser un puente hacia una eternidad transformada.