Cuando me pregunto: «¿Esto está bien o está mal?»

Home / Artículos / Cuando me pregunto: «¿Esto está bien o está mal?»
Cuando me pregunto: «¿Esto está bien o está mal?»
Cuando me pregunto: «¿Esto está bien o está mal?»

A lo largo de toda nuestra vida algo que sin duda alguna ha sido de los elementos principales que componen todos nuestros días es la necesidad de tomar decisiones.

Todos los días tomamos decisiones, a veces aún en una magnitud que probablemente no tenemos presente. Considéralo así, quizá estemos conscientes de que por ejemplo, llegando al trabajo comenzamos a decidir cosas importantes, cuando en realidad, antes de llegar al trabajo ya tuvimos que tomar numerosas decisiones, desde la hora de levantarnos, hacerlo a esa hora o no, qué desayunar, cómo vestirnos, cómo peinarnos etcétera…

Hablando de tomar decisiones, para hacerlo, todos hemos desarrollado filtros personales los cuales nos ayudan a tener un criterio para la toma de las “mejores” decisiones. Usualmente filtramos las decisiones como “buenas” decisiones o “malas”. Y por supuesto, la mayoría quisiéramos tomar las buenas decisiones, las que están bien.

Esto no es diferente cuando vivimos una vida de fe. Cuando conocemos a Dios y empezamos a seguir a Jesús, nos damos cuenta que la misma dinámica de toma de decisiones está presente sin embargo, ahora hay una noción nueva en la que no solo decidimos lo que está “bien” de acuerdo a lo que todos dicen sino que ahora comenzamos a considerar lo que “está bien, o está mal” ante los ojos de Dios.

Después de varios años en la fe, he visto este patrón repetido en personas que comienzan su camino en el evangelio por primera vez. Pareciera que al iniciar un camino de fe en Jesús, se iniciara una especie de crisis ante nuestro criterio de toma de decisiones.

Seguramente has escuchado las preguntas, o incluso las hayas hecho o estés haciendo: “¿comer tal o cual cosa está bien, o está mal?, escuchar cierta música ¿está bien o está mal?, ¿bailar está bien o está mal?”, etcétera…

Por ponerlo de alguna manera, es como si todo lo que supiéramos estuviera volviendo a re-escribirse en nuestra mente y nuestro criterio para tratar de volver a definir lo que está “bien” y lo que está “mal”.

Esto es algo bueno, y esto es algo noble ya que definitivamente conocer a Jesús cambia por completo el entendimiento y la comprensión que tenemos de la vida y de las cosas. Pero, hay algo acerca de este nuevo filtro que usaremos para caminar esta vida de fe que va más allá de un “bien” o un “mal”.

Quisiera que consideremos un filtro aún más “elevado”.

Isaías 43:7 Vendrán todos los que me invocan como su Dios, pues para gloria mía los hice, yo los creé. (NBV)

Este versículo, entre muchos otros nos enseñan una gran verdad que definitivamente tiene el potencial de darnos un criterio más atinado a la hora de decidir.

Este versículo nos enseña que Dios no nos creó para que tomemos las decisiones “buenas” solamente. Dios no nos creó para no equivocarnos y tratar de siempre de una manera pasiva solo no hagamos lo “malo”. No fuimos creados para evitar el error o lo malo.

Este versículo dice que fuimos creados y hechos para la gloria de Dios.

¿Qué significa esto para nuestras vidas?

Ser creado para la gloria de Dios significa, ser creado para darle el peso de importancia a Dios. “Gloria” puede traducirse como “el peso” o “la importancia” de algo. En este caso, este versículo nos enseña que fuimos creados para que a través de nuestra vida, tú y yo podamos reflejar que Dios tiene el peso y la mayor importancia en nuestra vida.

No hacer lo malo, es algo pasivo, es simplemente evitar cosas erróneas. Aunque esta intención es buena, no deja de ser algo pasivo, y en contraste, cuando vivimos para la gloria de Dios es algo activo. Es algo palpable y evidente.

Todos los días tenemos decisiones que tomar en todas las diferentes áreas de nuestra vida, la idea de esta entrada es que podamos considerar una perspectiva distinta a la hora de estar frente a estas decisiones. Ya no solo pensar “esta bien o esta mal?, sino pensar “Esto que estoy decidiendo, ¿le da gloria a Dios?”.

Que todo lo que decidamos y hagamos, pueda ser una manera intencional en la que podamos reflejar que Dios es lo más importante para nosotros, y que Él es digno de ser glorificado en cada una de las áreas de nuestra vida.