Hablemos de cultura
Cada vez que alguien tiene la oportunidad de viajar a un país distinto, las primeras cosas que llaman la atención y son parte del atractivo del viaje es conocer otra “cultura”.
Realmente es fascinante poder conocer y aprender de culturas de distintos países. Pudiéramos decir que aún es enriquecedor para nuestras vidas al ser expuestos a algo distinto a lo que conocemos.
Cuando hablamos de otras culturas, básicamente hablamos de las tradiciones, de la gastronomía, de las festividades, prácticas de la vida cotidiana y aún las dinámicas religiosas de ese lugar.
¿Esto que tiene que ver con nuestro liderazgo y con nuestros equipos dentro de la iglesia?
Realmente tiene todo que ver y de hecho, no puedo decir suficientemente cuán importante es poder tener el tema de la cultura de una manera presente en nuestro liderazgo. Así que por medio de esta entrada queremos hablar acerca de cultura y de cómo esto impacta a nuestros equipos.
¿Qué es cultura?
Para comenzar debemos definir cultura de una manera práctica y sencilla.
Si usamos el ejemplo de un país diferente como lo mencionamos anteriormente, estuvimos hablando de la comida, las tradiciones, las festividades, las prácticas religiosas, en fin… de diferentes ámbitos de la sociedad, y cuando se habla de cada uno de estos básicamente lo que se está diciéndo de estas áreas de la vida de esa población relacionado a la cultura es: “Así se hacen las cosas aquí”.
Cuando hablamos de la cultura de un lugar, básicamente hablamos de cómo se hacen las cosas ahí. Hablamos de la forma en que ese lugar ha abrazado las maneras de hacer las cosas.
Y el tema de la cultura, aunque es común que lo relacionemos muchas veces a ámbitos muy grandes como “un país diferente”. En realidad es un tema más cotidiano y común de lo que creemos. Por ejemplo, cuando hablamos de fechas festivas como un cumpleaños, o una cena de navidad, la realidad es que cada familia tiene una manera diferente de hacerlo, a pesar de que vivan en el mismo país o la misma ciudad.
Quizá varían los alimentos, lo que se hace, lo que se dice, en otras palabras “cómo se hacen las cosas ahí”.
Así que, realmente mucho de lo que vivimos tiene que ver con cultura.
Cultura en mi equipo
Entendiendo que la cultura tiene que ver con la manera en la que se hacen las cosas, creo que quizá la idea de la cultura relacionada a nuestro liderazgo y equipos comienza a tener un poco más de sentido.
En otras palabras, estamos hablando de la manera en las que se hacen las cosas en nuestros equipos.
Y pienso que al ponerlo de esta manera es probable que pensemos en los planes, en la agenda, o en las metas que se han establecido, pero en realidad no tiene que ver con planes o metas. La cultura sucede después de las metas. Una vez que se han establecido las metas y los planes, la cultura responde a la pregunta: “Y cómo haremos las cosas para llegar ahí”.
¿Intencional o accidental?
Todos los equipos tienen una cultura, eso es un hecho y eso es algo asegurado y garantizado. La pregunta adecuada no es cuestionar si el equipo tiene o no, más bien la pregunta que debemos hacernos como equipo es: “¿la cultura que tenemos se ha establecido de una manera intencional, o de una manera accidental?
No conozco ningún líder que alguna vez haya dicho: “Deseo con todo mi corazón que podamos ser el equipo más impuntual de la tierra”, sin embargo, existen equipos impuntuales. ¿Deseaban la impuntualidad?, por supuesto que no, sin embargo, la impuntualidad se volvió parte de la cultura de ese equipo.
Así que, ¿tenemos una cultura definida intencional, o se ha creado una cultura accidental?
Cultura es una herramienta
Una vez que entendemos la importancia de la cultura en nuestros equipos, vale la pena hacer el ejercicio de preguntarnos ¿cuál es la cultura actual de mi equipo?
Si sigue siendo un poco ambigua la pregunta, podemos hacerla así: “¿cómo hacemos comúnmente las cosas como equipo?
¿hay buena actitud?, ¿hay puntualidad?, ¿hay honra?, ¿hacemos todo con humildad?, ¿hacemos todo con excelencia?
Una vez identificando la cultura de nuestro equipo, entonces podemos empezar a trabajar en ella como una herramienta para no solo llegar a nuestras metas, sino llegar bien.
Por ejemplo, supongamos que una de las metas de un equipo de alabanza es tener un desempeño de excelencia en las reuniones de domingo.
Entonces, el “qué” sería: tener un desempeño de excelencia.
La cultura sería el “cómo” hacerle para lograr la excelencia.
Entonces podemos llegar a diferentes respuestas como:
-Teniendo una cultura de puntualidad.
-Teniendo una cultura de feedback.
-Teniendo una cultura de diligencia (ensayos y preparación).
El consejo por excelencia
Una vez identificando las cosas que deberían de ser parte de la cultura de tu equipo para lograr llegar a las metas, un consejo sumamente útil e importante es que al transmitirle al equipo la cultura, debemos apropiarla como identidad.
En otras palabras, cada vez que se mencione la cultura en lugar de decir: “en este equipo queremos tener puntualidad”, debemos decir “en este equipo somos puntuales, porque cultura es cómo lo hacemos, es quiénes somos como equipo.
Así que ¿cuál es la cultura de tu equipo?