Nunca nadie ha deseado ser el menos exitoso en la historia. Nadie empieza un negocio con la idea de convertirse en el negocio con mayor fracaso; nadie comienza un proyecto deseando que sea el menos productivo. De la misma manera, nadie se involucra en un ministerio de la iglesia planeando que nunca dé fruto. Todos deseamos que lo que hagamos tenga éxito.
Pero, ¿cómo definimos el éxito? Esta pregunta es en realidad, el tema principal del artículo y la respuesta a ésa quisiéramos compartírtela a través de una historia.
Una persona que conozco bien, sintió la dirección de parte de Dios de plantar una iglesia. Mientras él emprendía el inicio de este llamado, algunos de sus amigos cercanos a él, incluyéndome, estábamos muy al pendiente de este proceso. Lo anterior con la intención de ser de apoyo para él en caso de que lo requiriera. Al fin y al cabo, todos los que somos parte de la iglesia, incluyéndote a ti que lees esta entrada, tenemos el deseo de construir, de edificar y de ser herramientas para el crecimiento de la iglesia ¿no es verdad?
En fin, algún tiempo después, tuve la oportunidad de encontrarme con este pastor y le hice una pregunta que seguramente recibía con frecuencia: “¿cómo va la iglesia?”, a lo cual me contestó: “la verdad, no sabría decirte si bien o mal pues no tengo un criterio para saber cómo vamos”. Su respuesta fue sin duda más profunda de lo que esperaba y se convirtió en una oportunidad muy emocionante para sentarnos a platicar acerca de este tema.
Durante esa conversación, le hice preguntas acerca de su visión, de lo que querían lograr, de que lo que sentía que Dios le estaba llamando a hacer y fue hasta después de traer todos estos temas a la mesa que él dijo con una sonrisa en su rostro: “Nos está yendo muy bien”.
Todos tenemos nuestra propia definición de la palabra éxito, ya sea de una manera consciente o inconsciente y existen un sinfín de factores que han influenciado nuestra noción acerca de éste.
Pero, ¿hablar de éxito?, ¿qué tiene esto de trascendental para nosotros como equipos y ministerios en la iglesia?
Es sumamente trascendental. Pongamos com ejemplo, los equipos de alabanza. Cuando se tienen juntas de planeación y de organización dentro del equipo, es inevitable escuchar los diferentes puntos de vista qcerca de lo que “falta” o se pudiera “mejorar”. Alguien pudiera decir: “necesitamos adorar con más espiritualidad y ministrar a la gente” y de pronto otra persona decir: “sí, pero también debemos de buscar la excelencia en nuestros instrumentos”, y de pronto otra persona: “pero debemos buscar que la música que tocamos conecte con los jóvenes, necesitamos música nueva”, etcétera.
Lo que en otras palabras está sucediendo en esta conversación, es que cada quién está compartiendo su punto de vista acerca del éxito. El punto de vista del éxito sería, la primera opinión: devoción a Dios, la segunda: excelencia musical, y la tercera, relevancia cultural.
Es probable que este ejemplo te resulte familiar, posiblemente la hayas tenido. Lo que usualmente podemos percibir de una conversación así es que no estamos de acuerdo y que unos están mal y otros están bien. Sin embargo, realmente no es así. Nadie está equivocado, simplemente, cada persona cuenta con su propia definición del éxito. Lo que hace falta en esa conversación es que el líder traiga claridad acerca de lo que éxito significa para ese ministerio en particular.
Redefinir el éxito traerá unidad, claridad y sobre todo, un sentido de propósito acerca de en dónde debemos de centrar nuestra atención y esfuerzo.
La iglesia tiene un único propósito: glorificar a Jesús y alcanzar a personas para que le conozcan a Él en una relación creciente. No obstante, después de ese gran propósito, los ministerios que componen la iglesia tienen diferentes funciones específicas que contribuyen al éxito general de la iglesia. Ningún área dentro de la iglesia es mejor que otra, son completamente diferentes y deben de tener su propia definición de éxito. Por ejemplo, no podríamos decir que el equipo de alabanza tuvo éxito porque llegaron muchos bebés nuevos a la iglesia así como no podríamos decir que el ministerio de cuidado de bebés es exitoso porque llegaron dos guitarristas a la iglesia.
El éxito es diferente para cada ministerio, y al encontrarlo, funcionaremos más efectivamente para contribuir al gran propósito que todos tenemos para construir la iglesia.
Necesitamos redefinir el éxito de nuestro ministerio para poder ser exitosos.
Así que, ¿Cómo se ve el éxito en tu área ministerial?