El COVID-19 y la iglesia en línea

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El COVID-19 y la iglesia en línea
Para este punto de la pandemia, estamos cerca de cumplir un año de estar encerrados en nuestras casas. Sin duda alguna, el COVID-19 ha venido a revolucionar nuestras vidas y nuestra forma de desenvolvernos en prácticamente todos los escenarios que conocemos. Un virus invisible trajo consigo los cambios más drásticos en lo que antes era nuestra rutina, incluyendo nuestra forma de congregarnos y “ser” iglesia.

Los retos de la pandemia

Definitivamente, la propagación del coronavirus implicó cambios drásticos en todas las industrias lo cual obligó a cada una de ellas a innovar y adaptarse a “la nueva normalidad”. Esta situación fue para muchos una curva de aprendizaje que se sintió más como un golpe que trajo consecuencias económicas y sobre todo, dificultad para reponerse. La mayoría de las industrias optaron por ofrecer productos y servicios en línea para mantenerse a flote pero ¿qué hay de la iglesia? ¿Cómo podemos lograr digitalizar algo que fue hecho para vivirse en unidad? Piensa en el concepto de iglesia ¿no te vienen a la mente palabras como: comunidad, familia y hermandad? Y, ¿no te vienen imágenes de personas reunidas, cantando, comiendo y conviviendo? Todas estas cosas implican cercanía, físicamente hablando. Vemos a la iglesia primitiva en el libro de Hechos y justamente eso es lo que destaca: 44 Todos los que habían creído estaban juntos y tenían todas las cosas en común; 45 vendían todas sus propiedades y sus bienes y los compartían con todos, según la necesidad de cada uno. 46 Día tras día continuaban unánimes en el templo y partiendo el pan en los hogares, comían juntos[a] con alegría y sencillez de corazón, 47 alabando a Dios y hallando favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día al número de ellos los que iban siendo salvos. Hechos 2:44-48 Ahora, ¿cómo lograremos digitalizar ese mismo estándar? Me atrevo a decir que es imposible. La iglesia fue hecha para estar unida, fisicamente hablando. Pero, a pesar de que ese es el estado óptimo de la iglesia, no siempre ha podido estar así. Recordemos tiempos bíblicos en donde la iglesia sufrió persecusión, tuvieron que ajustarse para reunirse en casas, en las medidas que se podían. Así mismo, el día de hoy tenemos a nuestro alcance algunas herramientas tecnológicas que nos permiten mantenernos unidos en medio de todo esto. Si bien, algunos de nosotros hemos pasado por todo este año pensando en la pandemia como algo negativo, también debemos de aprender a verlo como una oportunidad de expansión para la iglesia. Con la tecnología de nuestro lado pudiéramos estar alcanzando a personas que por diversas razones difícilmente aceptarían pisar un auditorio de manera presencial. Por ejemplo, piensa en el ministerio de niños. Si tu iglesia está haciendo algo para llevar de manera digital la escuelita dominical, los niños podrían estar invitando a sus amigos de la escuela a ser parte. En un escenario presencial, posiblemente sería más difícil que los papás de sus amigos accedieran a llevarlos. Como este ejemplo, hay muchos más. Los avances tecnológicos que están sucediendo, independientemente del COVID-19, nos hacen ver que pueden ser usados para edificación de la iglesia. No sólo para conversión sino también para discipulado. Incluso, en este tiempo en donde muchos de nosotros pudiéramos pensar que es el peor momento, hemos sabido de iglesias que fueron plantadas durante este tiempo y están creciendo exponencialmente.  Simplemente es una manera increíblemente efectiva de mantenernos en contacto.

La iglesia digital.

Si bien, muchas iglesias acostumbraban ofrecer transmisiones en vivo de sus reuniones presenciales desde hace algunos años, en el momento en el que se volvió prácticamente la única opción de hacer iglesia conllevó diversos cambios. Pastores y líderes se han esforzado por cuidar de sus ovejas a través de intermediarios (la tecnología).
  • Permite que la gente comente en los chats.
  • Haz sets acústicos que se sientan como si el líder de alabanza estuviera en la sala de tu casa (sin mucha producción).
  • No te esclavices por tener una super producción.
  • Haz sesiones orgánicas de alabanza.
  • Provee una plataforma de interacción y oración.
  • Promueve los grupos pequeños para estudiar la Biblia y rendir cuentas.
  • De ser posible, involucra a los miembros en las diferentes actividades.
  • Busca maneras de continuar con la agenda de tu iglesia de manera digital.
  • Haz que el pastor se sienta más como un líder de grupo pequeño que un líder de masas.
  • No te olvides de ministrar el corazón de las personas y velar por sus necesidades.
  • Recursos tecnológicos.

    Como mencionamos anteriormente, no olvides el propósito de la iglesia, el cual es conectar. Entrar a nuevos escenarios como Youtube y Facebook puede ser tentador para algunos. No cometas el error de ir detrás de las estadísticas de estas plataformas sino enfócate en fomentar la relación entre los miembros. La menta es que lo que sucede en la iglesia "online" afecte a la iglesia "offline". Es decir, los mensajes y actividades que sucedan entre semana puedan tener un impacto real en la vida de los miembros de tu iglesia y los acerque a Dios. Si esto no sucede, el trabajo de hacer iglesia en línea es en vano. Piensa en el extracto de Hechos 2 que leímos anteriormente. La iglesia no se estaba preocupada por atraer a nuevos miembros, ellos simplemente formaban parte de esta comunidad y Dios era el que iba añadiendo nuevos integrantes. Ahora, hablando de recursos tecnológicos, existen dos destinos hacia donde puedes llevar tu transmisión. Te lo explicamos en el siguiente diagrama. Basado en la información del anterior diagrama, nuestra recomendación es que hagas una combinación de las dos cosas. Es decir, que transmitas tu reunión por redes sociales y el URL o link del video lo ligues a tu página web. De esa manera podrás tener los beneficios de las dos opciones sin absorber el costo de transmitirlo únicamente en tu página web. Algunos tips que involucran recursos tecnológicos que pueden ayudarte son los siguientes:
    • Piensa en diferentes canales de distribución para tu contenido. Por ejemplo, transmitir a través de Facebook y al mismo tiempo de Youtube. Esto te permitirá poder actuar rápidamente en caso de que se sature algunos de estos canales y el video colapse.
    • Si en tu iglesia cuentan con una lista de difusión a través de correo electrónico, es recomendable que tengas preparado la redacción de un correo que pueda ser enviado a la congregación en caso de presentarse alguna falla técnica y en donde se anuncien los medios por los que se puede encontrar el contenido.
    • Utiliza plataformas como Google Meet, Zoom, Skype o videollamada de Whatsapp para llevar a la iglesia a conectar en grupos pequeños. Es importante que además de la transmisión puedas disponer herramientas para la interacción de uno a uno. Promueve la conexión virtual en todos los sentidos ya sea en grupos de oración, de lectura, de consejería, etc.

    Lidera con esperanza, no con temor.

    Trayendo a la mente todos los retos que la pandemia trajo a las iglesias siendo algunos de estos: la pérdida de algunos miembros, el distanciamiento entre las personas, el decremento de algunos recursos, la frustración por no dominar el ambiente digital, entre otras cosas, puede resultar tentador en ocasiones perder la esperanza o incluso darse por vencido. En este tiempo hemos visto iglesias cerrar permamentemente a causa del desánimo de sus líderes. Hoy queremos animarte a no perder la esperanza. Recuerda que todo esto que estamos viviendo, aunque no lo entendemos, no se le escapó a Dios de las manos. Él tiene completo control de todas las cosas y somos llamados a liderar con esperanza. Muchos de nosotros hemos estado viendo el COVID-19 como una interrupción a la iglesia pero en el futuro, cuando lo veamos a los ojos de la historia, es probable que podamos visualizarlo como un tiempo de gracia en donde la iglesia maduró, sirvió a su comunidad y se ancló mucho más profundo a la verdad de la Palabra. En tiempos donde lavarse las manos es vital, no olvides también lavar los pies de los demás. Fuimos llamados a servir. Pregúntate constantemente: ¿Cómo puedo servir a los miembros de mi iglesia en este tiempo? Haz una lista. Seguramente muchos de ellos necesitan: recursos, hablar con alguien, oración, consejo o simplemente que sus hijos sean instruidos en el evangelio. Usa esas respuestas para brindar soluciones que tengan conexión y que muevan a la iglesia a servirse unos a otros. Después de todo, la iglesia nunca se trató de un edificio. Aprendamos a ser iglesia en este tiempo. Mantengámonos expectantes de lo que Dios hará con la iglesia en este tiempo y sigamos confiando en Él.