Cierre de año: Tiempo de reflexión

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Cierre de año: Tiempo de reflexión

Cierre de año: Tiempo de reflexión

Luego Jesús tomó los panes, dio gracias a Dios y los distribuyó entre la gente. Después hizo lo mismo con los pescados. Y todos comieron cuanto quisieron. Una vez que quedaron satisfechos, Jesús les dijo a sus discípulos: «Ahora junten lo que sobró, para que no se desperdicie nada». Entonces ellos juntaron las sobras y llenaron doce canastos con los restos que la multitud había dejado después de comer de los cinco panes de cebada. Juan 6.11-13  (NTV)

Estamos a punto de cerrar el año. Esta temporada emocionante representa la oportunidad de cerrar un ciclo y comenzar algo nuevo. Es en este tiempo cuando por lo general hacemos una pausa para cuestionar el rumbo por el cual se dirige nuestra vida. Durante este tiempo generamos nuevas expectativas acerca de cada uno de los diferentes elementos que componen nuestro día a día como por ejemplo: nuestras amistades, nuestras familias y ministerios. Este tiempo es muy valioso ya que además de permitirnos reestructurar y definir nuevas metas hacia el futuro, nos ayuda a estar abiertos al cambio.

Aprovechando esta temporada, queremos compartir contigo algunas ideas cruciales que te ayudarán en tu proceso de planeación y establecimiento de nuevas metas para el próximo año. Para esto, queremos invitarte a usar tu capacidad reflexiva y de evaluación.

 

Un milagro de multiplicación.

Probablemente leíste los versículos que abren esta entrada y te preguntaste ¿qué tiene que ver este milagro con el cierre del año? Pareciera no tener algo que ver. Sin embargo, quisiera que a lo largo de este artículo podamos prestar atención a un detalle muy importante en esta historia.

A través de estos versículos podemos ver que Jesús hizo un milagro en donde pudo satisfacer la necesidad de muchas personas a través de una multiplicación de alimentos. Este suceso se llevó a cabo en el plano de la fe y del poder de Dios.

Algo que me sorprende mucho es saber que los autores de los evangelios escribieron este suceso inspirados por el Espíritu Santo y ¿alguna vez te has detenido a pensar que cuantificaron el milagro sobrenatural?

Literalmente, en esta ocasión, cuando la Biblia narra el milagro lo expresa de manera numérica. Explícitamente se menciona que más de cinco mil personas sin contar mujeres y niños fueron alimentados y todavía sobraron doce cestas repletas de alimento.

Es inevitable leer esto y no quedar deslumbrados por el milagro. Una vez que conocemos la información tratamos de imaginarnos cómo es que esto pudo haber sucedido. En medio de todo lo sobrenatural ¿habías pensado que alguien estuvo contando y evaluando la cantidad de personas que comieron y aún nos brinda el dato del número de recipientes y alimentos que sobraron?

 

Espiritualidad vs Evaluación

Cuando hablamos de reflexionar y evaluar la obra de Dios en nuestra iglesia y ministerios algunos tendemos a hacernos rígidos o cuadrados respecto al tema. Sin embargo, este milagro que utilizamos de ejemplo, así como muchos otros nos enseñan que la evaluación no resta espiritualidad. En otras palabras, evaluar la obra de Dios en nuestros ministerios no nos hace menos espirituales.

En este milagro, al contabilizar el número de personas que comieron y la comida que sobró (a pesar de que es un dato muy práctico que para algunos pareciera poco relevante) Dios es glorificado puesto que los discípulos lograron comunicarnos la magnitud del milagro. Es muy diferente leer “Jesús multiplicó alimentos” a “Jesús alimentos para cinco mil personas aún sin contar niños ni mujeres”.

Lo que queremos compartir contigo es que la evaluación no es enemiga de la espiritualidad, por el contrario, en muchas ocasiones nos ayuda a dimensionar. En este tiempo en donde estamos cerrando el año y a punto de empezar otro, queremos animarte a hacerlo.

Piénsalo así, imagina que una persona quiere bajar de peso pero se rehúsa a subirse a una báscula y a tomarse medidas. Sería muy difícil que esta persona pueda medir su progreso y llevar un control de los kilos que lleva abajo y los que le faltan por bajar.

Esto mismo puede suceder en nuestros ministerios. Cuando no tomamos el tiempo de reflexionar y evaluar de manera mediable los diferentes rubros de lo que hacemos, no sabremos cuanto hay que mejorar y peor aún, no sabremos si hemos avanzado.

Así que, antes de dar un paso al año que viene, ¿por qué no te tomas el tiempo para reflexionar en todo lo que ha sucedido este año? Pensar en qué cosas avanzaron y los retos que tienen por delante te ayudará a mantenerte agradecido y fijar tus siguientes metas. Eso si, debemos de advertirte lo siguiente: ten cuidado de que tus números no te hagan dejar de confiar en Dios y depender de él, recuerda que al final del día, la obra es suya.

La idea es que aplicando este principio puedas hacer tu planeación de la mejor manera y puedas estar más aterrizado a la hora de plantearte nuevas metas. Deseamos que en este cierre de año la reflexión y la evaluación te lleven a dimensionar la bondad de Dios en tu ministerio.

¡Que Dios te bendiga!