Hace unos días escuché a alguien preguntándose a manera de queja porqué llenamos la iglesia de tecnicismos. Sinceramente, esta pregunta me dejó reflexionando por un tiempo. Después de unos días me imaginé el siguiente escenario. Antes de compartírtelo, debo advertir que tendrás que hacer uso de tu imaginación.
Llegas a una iglesia por primera vez, alguien te invitó. En realidad no tienes nada premeditado acerca de lo que te espera. Comienza la reunión con una oración muy bonita y enseguida empieza el equipo de alabanza a tocar. No pasa mucho tiempo antes de que te des cuenta de que la alabanza es un caos, pareciera que nadie la está dirigiendo. Mientras que algunos de los coristas repitieron un verso, otros creyeron que seguía el coro y sus voces se tropezaron. El guitarrista empezó el puente antes de tiempo, los músicos se voltean a ver unos a otros constantemente tratando de leerse las miradas y de adivinar qué es lo que sigue. La batería empieza a tocar intensamente justo en el momento cuando todos los músicos bajaron el nivel de intensidad y cuando el cantante principal empezó a orar. Para este punto, los coristas se ven temerosos y bajaron sus voces, tienen miedo de no atinarle a parte de la canción que sigue.
Más que poder cumplir con el objetivo del tiempo de alabanza, el cual es darle gloria a Dios a través de, por ejemplo, la meditación en las letras profundas que hablan de cómo el Rey poderoso se vistió de nuestra maldad para hacernos libres, una mala organización dentro del equipo de alabanza podría convertirse en meramente ruido, en simplemente un momento de transición en el que la gente espera a que empiece el mensaje.
Podríamos defender la idea de que Dios se encargará de perfeccionar nuestra alabanza pero recordemos que también nosotros tenemos que ser diligentes con los recursos que él nos dio, y prepararnos. Precisamente para evitar un escenario como el anterior existen los directores musicales dentro de las iglesias. Ellos son responsables de dirigir, coordinar y planear los momentos de alabanza preparando al equipo aun desde los tiempos de ensayo. Esta persona es importante para que los músicos sepan cómo están estructuradas las canciones, identifiquen los momentos musicalmente fuertes de cada canción, la composición de los coros, los puentes, cómo combinar las voces en las distintas canciones, quién guiará cada canción, etc., o bien, para que exista armonía.
Podrías llegar a pensar que es una tarea muy fácil y que cualquiera podría hacerla, pero no olvides que para lograrlo se necesita un conocimiento profundo de la estructura de las canciones, se requiere la capacidad de coordinar los instrumentos para que entren y salgan en la parte debida de la canción, estudiar los arreglos de cada tema y además, tener visión para hacer cambios o modificaciones. Por ejemplo, si en tu iglesia hay un violinista y están convencidos de incluir en su set list canciones que en su estado original no incluyen este instrumento, será tarea del director musical estudiar cómo podrían integrarlo y en qué momentos en particular.
Además de lo anterior, esta persona tiene la responsabilidad de prevenir cualquier imprevisto a lo largo de la reunión. En algunas ocasiones, el director musical está al pendiente desde la consola y puede comunicarse con los músicos a través de sus in-ears. En otras ocasiones, cuando el líder de alabanza ejecuta ambos roles, puede tener un micrófono especial para llevar a cabo esa misma comunicación desde el escenario.
Ahora, es importante mencionar que además de aspectos técnicos, el director musical también debe tener un carácter formado. ¿Para qué? Para darle la gloria a Dios. Por ejemplo, promover la unidad en el equipo de alabanza ayudará a que los integrantes se conozcan y desarrollen un lenguaje muy natural con el que puedan comunicarse entre ellos de la manera adecuada. Así mismo, el director musical deberá tener la madurez necesaria para no perder el enfoque y ser el primero en servir a su equipo.
La próxima vez que escuches una pregunta como ésta, recuerda que si bien es importantísimo confiar en la dirección de Dios, tampoco es adecuado estar peleados con los aspectos técnicos, porque nos ayudan a crecer en carácter y en excelencia para nuestro Señor.
Equipo Creativo.