Adoración, nuestro privilegio

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Adoración, nuestro privilegio

 

Romanos 5.2 Debido a nuestra fe, Cristo nos hizo entrar en este lugar de privilegio inmerecido en el cual ahora permanecemos, y esperamos con confianza y alegría participar de la gloria de Dios.

¿Alguna vez has leído algún libro de la Biblia como Levítico?

Si es así, creo que podemos estar de acuerdo que es un libro que efectivamente habla acerca de adoración, enseña acerca de adoración, pero a diferencia de otros libros como salmos, pareciera presentar las instrucciones de la oración como algo prácticamente imposible de llevar a cabo.

En este libro, entre otros del antiguo testamento, podemos ver que Dios invita a su pueblo adorarle, Pero a la vez, agregado la invitación vienen las instrucciones, instrucciones complejas, instrucciones muy elaboradas, e instrucciones que para nosotros hoy en día incluso serían prácticamente no alcanzables.

La pregunta ante libros y versículos como estos sería “¿por qué la adoración parecía ser algo complicado antes, y ahora pareciera ser algo sencillo?“.

No sé si lo habías pensado así, pero pensar en cómo el pueblo de Israel tenía que prepararse y tenía que llevar a cabo toda la serie de protocolos para orar a Dios, y pensar en como hoy en día simplemente levantamos nuestra voz y nuestras manos para adorar realmente son maneras muy distintas.

Pareciera Que para las personas del antiguo testamento les tocó la parte compleja, ya nosotros la parte sencilla de la adoración.

Pero, ¿será que la adoración se simplificó para nosotros?

Aunque en realidad para nosotros la manera de adorar a Dios si pareciera algo más simple, en realidad sería un error pensar que Dios cambió su opinión acerca de cómo deberíamos de adorarlo, no podríamos decir que Dios decidió que en el antiguo testamento sería algo complicado pero que después cambió de opinión y decidió hacerlo simple para otro tipo de personas, ya que como podemos ver en la Biblia, Dios no cambia, él es el mismo ayer hoy y por los siglos.

¿Entonces qué cambió?

El versículo con el que iniciamos este entrada nos da una respuesta muy específica y puntual acerca de lo que cambió para nosotros.

Pablo habla acerca de un lugar de privilegio inmerecido, y esto más allá de ser una expresión de gratitud realmente tiene un significado más profundo.

La expresión que Pablo utiliza para ese lugar inmerecido en su idioma original que es griego, nos habla acerca de un lugar que existía dentro del lenguaje en los días de Pablo.

Cuándo estos versículos fueron escritos todavía existían en algunos lugares del mundo los lugares que se regían como monarquías en los que reyes gobernaban. Y en estos lugares, tener acceso a un rey era prácticamente imposible, no cualquier persona podía tener acceso a la corte del rey ni mucho menos interactuar directamente con el rey. Existían protocolos y procesos muy complejos de seguridad y que también filtraban a las personas dependiendo De su renombre o reputación las cuales eran considerados para ver la posibilidad de tener un posible acceso a la realeza.

Básicamente la expresión que Pablo usa, es una especie reflejo de lo complejo del antiguo testamento, habla de todos estos obstáculos que existían para acceder a la corte del rey.

Esa corte, y esa interacción con el rey, en otras palabras era algo inalcanzable y era algo imposible para las personas. Y lo que Pablo nos está enseñando aquí es que a través del sacrificio de Cristo, de su vida y de su muerte, de todo lo que él ha hecho por nosotros, cada uno de nosotros tenemos acceso directo a la corte del rey y a la interacción personal con él.

No es que la adoración se ha simplificado, más bien Cristo Jesús ha cumplido todos los protocolos y los procesos adecuados para darnos el acceso libre a la corte del rey.

Es por esto que la adoración no es simplemente un acto de devoción, o una expresión de gratitud del corazón, la adoración es un lugar especial al que podemos acceder gracias a la obra perfecta de Jesús.

Definitivamente la corte del rey es un lugar prestigiado y privilegiado, al que cada uno de nosotros el día de hoy podemos acceder con confianza gracias a que Jesús nos ha dado el acceso a través de su vida y de su muerte, por lo tanto podemos concluir que la adoración es un privilegio, es nuestro privilegio.